
Son sólo los mejores besos los que nos llevamos para siempre, son las mejores caricias las que no olvidamos y son esas noches que sentimos especiales las que recordamos a través de los años.
Pero no siempre hay una noche más, a veces la magia dura solo hasta ese amanecer. Como en los cuentos de hadas, las calabazas marcan el final.
Ese amor de una noche, puede entenderse como la conexión que ocurre entre dos personas en un momento y en un lugar. No importa nada más de ellos, más que ese encuentro donde todas las piezas encajan como un perfecto rompecabezas, que se arma solamente por una noche y nada más.
Esa noche es el tiempo y el espacio en el que todo ocurre, como una película filmada en tiempo real, con sus escenas en cámara lenta y su lenguaje particular. No importan las demás personas en ese filme, son todos actores secundarios que contribuyen al color de la historia. El decorado es el mundo real, donde la luna es la luz de escena y todos los besos son de verdad.
No hay guión prearmado en esa historia, no existe un director que pida corte y volver a filmar. Es todo real, todo pasa como debe pasar, nada es azar, todo forma parte de esa noche en la que el tiempo es distinto a las que pasaron y a las que vendrán. Todo pasa en esa noche, en la que dos personas se conectan de manera única y como nunca más lo harán.
La fotografía que se incluye junto al texto de esta entrada pertenece a la galería de fasteddie42 y es compartida bajo licencia Creative Commons.
Comentarios
Es precioso como lo cuentas.
Un beso.
Un abrazo!!
Mariana: Mil gracias por la distinción.
Saludos!
Siempre te vicito solo con la premura del tiempo habeces no te dejo un comentario
saludos
Linda Ariana